Teniendo
en cuenta el punto de vista de algunos economistas observamos diferentes
perspectivas. En el caso del economista británico Lionel Robbins (1898-1984),
define la economía como ciencia que estudia la conducta humana como una
relación entre fines y medios limitados que tienen diversa aplicación; por
tanto los resultados que se producen son adecuados para cualquier tipo de
sociedad. La visión de los economistas clásicos acerca del sistema económico es
que éste debería tratarse principalmente en términos de relaciones entre seres
humanos y cosas, aunque no por eso se deberían omitir las relaciones sociales
de producción. Volviendo a los estudios de Marx, plantea una forma diferente de
emprender el estudio de los problemas económicos.
La
metodología de Marx es similar a la de los predecesores clásicos y sucesores
neoclásicos, era partidario del método abstracto-deductivo. También practicaba
el método de las aproximaciones sucesivas, es decir, va de lo abstracto a lo
concreto. Aun así, existen muchas diferencias entre Marx y los representantes
clásicos y neoclásicos. Apuesta por una abstracción individual en la que uno
mismo decide sobre qué hacer la abstracción y de qué no hacerla, ya que ella
misma por sí sola no basta. Surgen de esto dos cuestiones importantes: el
problema a examinar y los elementos esenciales de éste. Los problemas que tiene
cada economista no son idénticos y no necesariamente tiene que haber acuerdo en
los objetivos a seguir, y por lo tanto hay distintas maneras y procedimientos
de usar la abstracción. La tarea específica de la abstracción es poner de
relieve lo esencial y hacer posible su análisis, tal como dice Hegel, poner en
contraste lo esencial con lo no esencial. Para distinguir qué nos resultaría
esencial hay que formular hipótesis y
comprobar las conclusiones con la experiencia.
Marx
realizó diversos estudios en diferentes ámbitos: socialismo y comunismo,
historia de Francia, economía política inglesa, etc. En su Crítica de la
Economía Política expone una de las ideas relevantes en torno a las relaciones
de producción: “Corresponden a una etapa determinada de desarrollo de las
fuerzas materiales de producción. La suma total de estas relaciones de
producción constituye la estructura económica de la sociedad”. Una de sus principales preocupaciones era la
sociedad en su conjunto y el proceso de cambio social. A pesar de esto, Marx no
pretendía reducir todo a términos económicos, sino destacar también la
interrelación de los factores económicos y no económicos en la existencia
social. Concluye que la clave del cambio social se encuentra en los movimientos
del modo de producción, y es por ello que estudia las leyes que rigen sus
variaciones. Para su estudio mantuvo
elementos de Hegel que enfatizaban en el proceso y desarrollo a través del
conflicto de fuerzas opuestas, pero cambió el enfoque a conflictos históricos
decisivos y sus raíces; descubriendo así los conflictos de clases. Por tanto,
los elementos esenciales son las relaciones económicas que se expresan en
luchas de clases. Para los economistas clásicos el antagonismo social que
resultaba más llamativo era el de capitalistas, industriales y terratenientes,
y con ello la cuestión de la propiedad de tierra ligándola a la renta.
Destaca
entonces la importancia que cobra el capital, “El capital es la fuerza que todo
lo domina en la sociedad burguesa”; esto significa que la relación económica principal que
existe es entre capitalistas y obreros siendo las principales clases sociales
que compiten entre sí: burguesía y proletariado. La relación capital-trabajo es
una relación de cambio, el capitalista compra fuerza de trabajo al obrero
mientras que este último recibe dinero del primero para cubrir sus necesidades
básicas. Todo lo que se destina a la relación de cambio son mercancías, y el
análisis de éstas implica entonces el análisis de las mismas relaciones de
cambio.
El
pensamiento de Marx tiene, en su esencia, un carácter histórico. Para él, la
realidad social es el proceso de cambio inherente a un juego de relaciones
determinado; por tanto es el proceso histórico. Este proceso de cambio no es
puramente mecánico sino producto de la acción humana limitada por el tipo de
sociedad. Esto lleva a una actitud histórica ante la ciencia social y por ello,
a una actitud crítica ante toda forma de sociedad. Los marxistas interpretan
los hechos contemporáneos en un contexto histórico mundial, y el específico
carácter histórico es transitorio siendo la acción humana la responsable de los
cambios.
Mediante
el capitalismo la propiedad de los medios de producción corresponde a un
conjunto de individuos, pero son otros individuos los que realizan el trabajo.
Este será el punto de partida para el origen de las desigualdades. Una de las características principales es
dotar como mercancías tanto a los medios de producción como a la fuerza de
trabajo, otorgando a cada uno un valor de cambio y por tanto una relación
cuantitativa entre las propias mercancías. Esta relación entre objetos, se
traduce de la misma manera en la relación social entre los propietarios y los
no propietarios. A su vez, esta relación
social está basada en que los productores individuales trabajan en realidad
unos para otros. Lo que diferencia al capitalismo como sistema económico es la
compra y venta de fuerza de trabajo, esta es otra de las causas de las
desigualdades entre las clases sociales.
El
mecanismo en el que se basa el capitalismo se trata de un ciclo incesante del
intercambio entre mercancía y dinero (M-D-M, D-M-D´). El dinero aumenta de manera progresiva y por
éste se genera lo que Marx denomina como plusvalía. Dicha plusvalía sería el
ingreso de capital generado por la diferencia entre el dinero invertido y el
obtenido por la mercancía que se produce.
Pero si el capitalista compra y
vende mercancías al precio de equilibrio no parece quedar claro dónde se genera
este ingreso. Por tanto, a la hora de analizar el origen de la plusvalía, hay
que tener en cuenta que el capitalista compra la fuerza de trabajo en su valor,
lo que significa que paga al obrero un salario que corresponde a una suma
correspondiente al valor de los medios de subsistencia del obrero. En
consecuencia, el capitalista se queda para sí el valor extra de trabajo que
realiza el obrero en su jornada laboral y que sobrepasa el valor que éste
necesita para compensar sus medios de subsistencia. Esta apropiación del
capitalista en forma de plusvalía es entonces el producto del trabajo excedente
que realiza el obrero. Pero el problema no está en el hecho de la explotación sino en la forma
en la que ésta se asume por parte de las sociedades y, en cierto modo, en su
consentimiento.
Esta
apropiación de la plusvalía se produce tan solo por una clase social, los
capitalistas, mientras que el sector obrero se encuentra en una situación de
explotación. De aquí entonces se producen las desigualdades sociales debido a
una relación de explotación del hombre por hombre, lo que podemos relacionar
con el principio que popularizó Hobbes “Homo homini lupus”. Cabe destacar que
esta explotación no solo se produce entre individuos sino que también se genera
una explotación del hombre sobre el medio y a su vez produce una escasez de
recursos materiales y materias primas. Este aspecto lo desarrollaremos más
adelante.
La
forma más elemental que propuso Marx para el análisis de la estructura del
capitalismo es la reproducción simple. Esto se refiere a un sistema capitalista
que conserva indefinidamente las mismas dimensiones y proporciones entre sus partes, para que esto se cumpla es
preciso que los capitalistas repongan cada año el capital gastado y empleen
toda su plusvalía en el consumo en el que los obreros gastarán todo su
salario. Si estas condiciones no se
producen, se generará una acumulación o un agotamiento de la existencia de
medios de producción. La condición básica de la reproducción simple se basa en
que el valor del capital constante usado en los artículos de consumo, debe ser
equivalente al valor de las mercancías consumidas por los obreros y
capitalistas dedicados a producir menos medios de producción. Por lo tanto si
se produce esta condición, la escala de producción no varía de un año a otro.
Para
realizar un análisis más detallado de la producción hay que tomar en consideración dos amplias
categorías dentro de ésta: la producción total de medios de producción y la de
artículos de consumo. Ambas constituyen la suma de la oferta social de
mercancías. Por su parte, el ingreso se
divide en tres sub-categorías: el ingreso del capitalista dirigido a su gasto
en medios de producción, el ingreso del capitalista dedicado al consumo, y el
ingreso del trabajador. Estos ingresos en su conjunto serían la demanda total
de mercancías. Este método de
reproducción simple es, en definitiva, un reflejo de la estructura de las
ofertas y las demandas en la economía capitalista. Resulta evidente pensar que este método
implica la abstracción de lo más esencial en el capitalista, siendo esto su
interés en incrementar su capital. El
capitalista consigue este incremento transformando una parte de su plusvalía en
capital adicional y entonces podrá apropiarse de más plusvalía creando así un
ciclo por el que generará otra vez capital adicional. Este proceso de
acumulación de capital es la fuerza motriz del desarrollo capitalista. El
interés del capitalista está basado en este proceso de expansión del valor y
por consiguiente, el éxito en la sociedad capitalista consiste en aumentar el
capital propio.
El
incremento en la cantidad de plusvalía y con ello el mayor poder de
acumulación, corresponden al capitalista que emplea los métodos técnicos más
avanzados y eficientes. Este afán de perfeccionamiento es el que provoca una
sobre-explotación del medio, ya que las mejoras tecnológicas y los avances son
cada vez mayores. Ese deseo de acumulación lleva implícita la necesidad
derivada de aumentar el consumo. Esta teoría marxista de la acumulación y el
consumo de los capitalistas se contrapone con teorías contemporáneas ortodoxas
de economistas como Alfred Marshall, estas teorías posteriores se centran en los
aspectos de la abstinencia y la espera.
Marx
presenta en contraposición a la reproducción simple, la reproducción ampliada
exponiendo la interrelación entre ofertas y demandas cuando se toma en
consideración la acumulación. Pero el
problema a destacar se centra en los efectos de la cantidad acrecentada del
capital variable, es decir, de la demanda aumentada de fuerza de trabajo
implícita en el proceso de acumulación.
Bajo el capitalismo, en el caso de la fuerza de trabajo está ausente el
mecanismo equilibrador de la oferta y la demanda. Un economista clásico, David
Ricardo, planteó que el mecanismo necesario como solución para asegurar que los
salarios permanecieran más o menos al
nivel convencional de subsistencia estaba en una teoría de población. Marx conocía el hecho de que los salarios
tienden a subir con el impacto de la acumulación de capital, y concluía que la
elevación de éstos no podía alcanzar el punto que amenazase al propio sistema.
Como solución al problema hay que mencionar el concepto marxista de “ejército
de reserva del trabajo” o “población excedente relativa”. Este ejército de
reserva se conformaría con aquellos desplazados por la maquinaria. La presión
de éste vendrá dada para contrarrestar la tendencia de los salarios a subir.
La
economía política clásica se inclinó a predecir
el fin del inminente progreso económico, que sería detenido por dos
leyes naturales preponderantes e inmutables: la ley de la población y la ley de
rendimientos decrecientes; pero estos resultados son diferentes de los de la
teoría económica de Marx. En la teoría de Marx, los cambios en los métodos de
producción son condiciones necesarias para prolongar la existencia de la
producción capitalista. Es por medio de innovaciones tecnológicas para
economizar el trabajo como se recluta al ejército de reserva, y es por su
existencia por lo que pueden sobrevivir la plusvalía y la clase que ésta
sostiene. La noción marxista enfatiza los cambios que ocurren en los métodos de
producción, tanto los cambios cualitativos en la organización social y las
relaciones sociales como los cambios cuantitativos en variables
económicas.
El
hecho de que se vaya acumulando capital, va de la mano de la creciente
mercantilización progresiva del proceso de producción. El punto concreto al que
deriva es a la eficiencia. La eficiencia consiste en hacer mayor producción,
mejor y en menos tiempo; a través de un equipo más perfeccionado. Esto conlleva
a la "ley de la tendencia descendente de la tasa de ganancia" de la
que hablaba Marx. Esta ley propone que a mayor productividad (la cual, siempre
va ascendiendo) también va ascendiendo la composición orgánica del capital (el
dinero que invierte el capitalista en las maquinarias de producción). El
problema es que según esta ley, las ganancias son siempre inversamente
proporcionales a la composición orgánica del capital, pero como ésta tiene
tendencia a crecer, se puede suponer que por tanto que las ganancias con el
tiempo siempre van cayendo y la plusvalía se mantiene constante. Marx propone
seis opciones que contrarrestarían esta ley general de la tasa descendente de
la ganancia, convirtiéndola una mera tendencia. A continuación, se explicaran
cinco de ellas:
1. El abaratamiento de los elementos
del capital constante: La utilización cada vez mayor de la maquinaria provoca
que haya mayor productividad, y por tanto, disminuya el valor por unidad del
capital constante. Es decir, el aumento de la composición orgánica (el capital
invertido) hace bajar el valor del capital constante, actuando de manera
natural como corrector.
2. Aumento de la intensidad de
explotación: En este caso se refiere a prolongar la jornada de trabajo, es
decir, lo que se llamaría "acelerar" y "estirar". Esta
prolongación de la jornada laboral incrementaría la tasa de plusvalía, elevando
a su vez, la cantidad de trabajo excedente sin afectar a la de trabajo
necesario. El efecto sería elevar la tasa de ganancia cuando sea necesario y
siempre que sea posible.
3. Depresión de los salarios por
debajo de su valor: Reducir los salarios de los trabajadores siempre que se
pueda.
4. Sobrepoblación relativa: La
utilización cada vez mayor de maquinaria, que a su vez significa una alta
composición orgánica del capital, provoca que haya "sobrepoblación
relativa" o reserva de trabajadores. Estos trabajadores se destinan a
nuevas industrias con una composición orgánica del capital relativamente baja,
hasta que alcanzan el nivel de las antiguas industrias, haciendo subir la tasa
de ganancia general. Además, la competencia de fuerzas de trabajo provoca la
bajada de salarios, elevando de este modo, la tasa de plusvalía.
5. Comercio exterior: Esto hace
posible que se puedan obtener materias primas y artículos a menor precio que el
que existe en ese país. Cuando se abaratan los costes crece la tasa de
ganancia, elevando del mismo modo la tasa de plusvalía y reduciendo el valor
del capital constante. Aunque realmente no tiene relación con la composición
orgánica del capital, de modo que no debe ser tan tenido en cuenta.
Las
fuerzas que actúan sobre la tasa de ganancia se resumen en la fórmula de la
tasa de ganancia y la composición orgánica del capital. Según Marx, se entiende
que la tasa de ganancia cae cuando la composición orgánica del capital sube,
pero la plusvalía se mantiene contante. ¿Se puede justificar como cierto que
esta se mantiene contante? Y por tanto, ¿La productividad es igual de
beneficiosa para le capitalista como para los trabajadores? Hay varias razones
para pensar que no es así:
·
El
propio ascenso de la composición orgánica del capital significa necesariamente
el crecimiento de la productividad del trabajo, y es el mismo Marx el que
aclara que la mayor productividad va acompañada de una tasa más alta de
plusvalía.
·
Por
otra parte, sólo podemos decir que la tasa de ganancia bajará, si el porcentaje
de aumento en la tasa de plusvalía es menor que el porcentaje de disminución en
la producción del capital variable con respecto al capital total. Marx solo
justifica la variabilidad de la tasa de plusvalía como un elemento
contrarrestarte, pero según Sweezy, no hay ninguna suposición general de que
los cambios en la composición orgánica del capital serán relativamente tan
superiores a los cambios en la tasa de plusvalía, que los primeros dominarán
los movimientos en la tasa de ganancia. Y por esta misma razón, la ley de la
tendencia descendente de la tasa de la ganancia tampoco es muy convincente.
Aunque sí que es cierto que se puede considerar, y es existente la tendencia.
A
pesar de que no es posible explicar esta ley partiendo de la composición
orgánica ascendente del capital, si nos fijamos en que esta es solo una eslabón
de una cadena causal más amplia, nos daremos cuenta que tras este está la
acumulación del capital, y es aquí donde hay que centrarse para ver que fuerzas
tienden a deprimir la tasa de ganancia. La acumulación del capital actúa para
aumentar la demanda de salarios, y si los demás factores se mantienen
constantes, la elevación de los salarios reducirá la plusvalía y a su vez se
mostrará en un descanso de en la tasa de ganancia. Con esta proposición se
vuelve a creencia de que hay una tendencia persistente en la tasa de ganancia a
caer.
Si
algo es seguro, es que el aumento de la composición orgánica del capital
tenderá a restablecer la tasa de plusvalía, haciendo ascender el volumen de la
plusvalía más de lo que habría sido en ausencia del aumento de la composición
orgánica del capital. Sin embargo hay otras fuerzas que afectan a la tasa de
ganancia. Entre las que tienden a deprimir esta tasa encontramos:
·
Los
sindicatos: La agrupación de obreros para conseguir mejorar sus condiciones de
trabajo incluyéndose en el desarrollo de la industria y teniendo control sobre
la oferta de fuerza de trabajo.
·
La
acción del estado en beneficio de los trabajadores: Limitando la jornada de
trabajo, el seguro contra el desempleo y la legislación para salvaguardar el
derecho de la contratación colectiva. El primero serviría para controlar la
plusvalía, y el segundo y tercero ayuda a los trabajadores a mantener el
salario.
Entre las fuerzas que
elevan la tasa de ganancia encontramos:
o
Las
organizaciones patronales: Mejoran la posición del capital frente al trabajo.
o
Exportación
del capital: Actúa mitigando la presión sobre el mercado de trabajo domestico,
impidiendo de este modo, que la acumulación tenga efecto depresivo sobre la
tasa de ganancia.
o
Formulación
de monopolio: Su utilización serviría a los capitalistas individuales para mejorar
su propia tasa de ganancia.
o
Acción
de estado en beneficio del capital: Como por ejemplo las tarifas protectoras,
que al igual que los monopolios, pueden hacer elevar la tasa de ganancia.
En
el Manifiesto, Marx ya hablaba
de que las crisis comerciales tienden a una repetición periódica que pone a
prueba la sociedad burguesa. Pero realmente, en ninguno de sus escritos hace un
estudio completo de la crisis. Esto se debe a que no vivió lo suficiente para
hacer un estudio completo, y los términos como competencia y crédito eran mucho
más complejos que los sistemas tipo que describía en El Capital. Aunque analiza los problemas de la crisis en sus
niveles de abstracción más altos, no se debe tomar la crisis dentro del marco
general de de la economía política de Marx sin tomar en cuenta los escritos
marxistas posteriores sobre el asunto.
La
aparición del dinero representó un gran avance. Ya no se intercambiaba
mercancía por mercancía, sino mercancía por dinero y dinero por mercancía. Por
tanto, la función del dinero es dividir el acto del cambio en dos partes
pudiendo estar separadas en espacio y tiempo.
El
dinero permite vender un producto terminado y comprar lo que le hace falta, de
este modo se propaga la especialización, que a su vez incrementaría la base
productiva. Todo esto puede provocar una crisis que haría imposible una
economía más simple en la que el trabajo estuviera organizado y los productos
fuesen compartidos bajo la dirección de una sola autoridad. Se trata de un
proceso circular de compraventa, si este proceso circular se ve interrumpido
podría afectar a toda la economía, provocando a crisis en la que coinciden
existencias de mercancías invendibles y necesidades insatisfechas que
acarrearían una crisis de sobreproducción.
Realmente
la crisis es posible pero más bien improbable, o cuando mucho accidentales bajo
la producción simple de mercancías. Esta conclusión se obtiene de las
condiciones básicas de la producción simple de mercancías. La circulación
mercancía/dinero/mercancía conlleva a la posibilidad de crisis, pero al mismo
tiempo significa producción para el consumo. Puesto que el consumo es
fundamentalmente un proceso continuo, hay pocas razones para esperar que las
posibilidades de crisis se conviertan en hechos.
Los
economistas clásicos mostraban una falta de perspectiva histórica en su
constante incapacidad para distinguir entre producción simple de mercancías y
producción capitalista. Uno de los ejemplos es la ley de Say. Esta ley propone
que una venta sigue invariablemente una compra por igual cantidad, no pudiendo
interrumpirse la circulación entre mercancía/dinero/mercancía, y de este modo,
no hay lugar para a una posible crisis ni sobreproducción. Por tanto la crisis
y la sobreproducción son improbables en la producción simple de mercancías. Los
economistas clásicos tomaron esta ley como referencia, por lo que ni hicieron
contribuciones conexas ni de valor sobre la teoría de la crisis. Marx fue el
único que creía en una teoría de crisis y por tanto criticó la ley de Say.
El
circuito M-D-M (mercancía/dinero/mercancía) es típico de la producción simple
de mercancías, que bajo el capitalismo pasa a ser D-M-D.
·
En
el M-D-M la M del principio y del final son iguales. En cambio desde el valor
de uso, la primera M no tiene ningún uso para el productor, sin embargo la
última M se desea porque tiene mayor valor de uso. El fin del cambio es el de
adquirir un valor de uso y no el aumento del valor de cambio. Por esto se dice
que la producción simple es una producción para el consumo.
·
En
el caso de D-M-D es la forma dominante en el capitalismo. Comienza con el
dinero como función de capital, lo introduce en la circulación a cambio de
fuerza de trabajo y medios de producción. Depuse de obtener producción, lo vuelve
a incluir en el mercado con mercancías que lo transforman de nuevo en dinero.
La D del principio y del final representa el valor de cambio, y ninguna de
ellas tiene valor de uso. Este proceso solo tendrá sentido si hay una
diferencia cuantitativa entre la D del principio y la D del final. La expansión
del valor se vuelve el único objetivo del capitalista, la apropiación de más y
más riqueza, por lo que es denominada producción para obtener ganancia.
Realmente,
la forma de circulación M-D-M no ha desaparecido, pues para los obreros y los
simples productores de mercancías siguen siendo la común y la que utilizan. En
ella el objetivo aún es el aumento del valor de uso. El estimulo del obrero
sigue siendo el deseo del valor de uso, y su acumulación no tiene nada que ver
con la del capitalista, simplemente acumula para asegurarse el valor de uso
para sí y su familia cuando su fuerza de trabajo ya no sea vendible.
Lo
que le preocupa al capitalista es lograr que D sea todo lo mayor posible con
relación a la magnitud de su capital original, por lo que su mayor interés es
elevar la tasa de ganancia. La interrupción del proceso de circulación a través
de la retención del proceso de compra respecto del mercado, dará lugar a la
sobreproducción, y más tarde a un descenso de la producción. Si D final se ve
afectada por algo, el capitalista se pensará si sacar la D del principio al
mercado. Esta D final es la que no existía en la producción simple de
mercancías.
Cuando
descienda la tasa de ganancia por debajo del nivel común, el capitalista
comenzará a reducir sus operaciones. Los capitalistas no estás obligados a
reinvertir su dinero bajo condiciones desfavorables, pueden retrasar esta
inversión hasta que las condiciones les resultes favorables e nuevo; pero si
dejara de reinvertir ya no sería una capitalista. Este aplazamiento de la
reinversión provocaría un paro en la circulación y por tanto, una crisis y
sobreproducción. La crisis y la depresión forman parte de un mecanismo por el
que la tasa de ganancia es restituida de manera completa o parcial a sus
orígenes. Para que los capitalistas retengan su dinero, no es necesario que la
tasa de ganancia desaparezca y se vuelva negativa, simplemente tiene que estar
por debajo de de su nivel ordinario.
En
conclusión, la crisis capitalista se debe a una interrupción del proceso de la
circulación debido al descenso de la tasa de ganancia más allá de su nivel
normal. La teoría moderna del ciclo económico ha llegado también a un principio
similar. Para estos últimos, la clase capitalista se divide en dos secciones:
la de los empresarios que organizar y dirigen los procesos de producción, y la
de los poseedores de capital en dinero que ofrecen préstamos con intereses a
los empresarios para sus operaciones. De este modo, los empresarios deben tener
en cuenta si la inversión que hará le compensa en cuanto a los intereses que a
de pagar, por tanto el problema puede ser que los intereses estén demasiado
altos, los empresarios no inviertan y surja una crisis. Por otra parte, los
poseedores de capital prefieren quedarse con el dinero antes de prestarlo a
empresarios a tipos inferiores, pues según los teóricos del ciclo económico,
estos tienen la creencia de que los tipos inferiores no durarán y será mejor
prestarlo cuando los tipos de interés sean más altos. De algún modo, tanto los
poseedores de capital como los empresarios funcionan de la misma manera. La
clase capitalista en su conjunto solo prestarán o invertirán cuando la tasa de
beneficio sea alta y se restringirán a hacerlo cuando esta esté por debajo del
nivel ordinario. Según Marx, esta es una conducta típica de la producción
capitalista y no una forma particular en la que se organiza la oferta y el
empleo.
Si
se sigue haciendo examen de las crisis en términos de las fuerzas que operan
sobre la tasa de la ganancia. La ley de la tendencia descendente de a tasa de
la ganancia es apropiada. El proceso de acumulación lleva consigo la tendencia
descendente de la tasa de ganancia, si esta tendencia no se elimina, se acaba
llegando a la crisis. Debemos tener en cuenta que esta tendencia descendente de
la tasa de ganancia se deriva de la suposición de que todas las mercancías se
vendían en sus valores de equilibro. Por tanto, la tasa descendente de ganancia
no se debía a un desequilibro, sino que en si misma provocaba tal desequilibro.
Si
partimos de la idea de que las mercancías no se venden en sus valores de
equilibro, aparecen otras causas de descenso. Los capitalistas se ven
imposibilitados a vender las mercancías en sus valores cuando se produce
demasiado, el precio cae por debajo del valor y la ganancia se reduce o
desaparece. Si esto ocurre a la vez en varias industrias, el resultado es un
descenso general de la tasa de ganancia y por tanto conllevaría a la crisis.
Hay
diferencias desde el punto de vista casual entre las crisis relacionadas con la
tendencia descendente de la tasa de la ganancia y las crisis de realización.
Ambas plantean problemas diversos. A una de ellas la tenemos que ver con
movimientos en la tasa de plusvalía y en la composición capitalista, y quedaría
intacto el sistema de valores. En la otra observaremos como distintas fuerzas
no especificadas, tienden a crear un déficit general en la demanda efectiva de
las mercancías, en el sentido de que la demanda es insuficiente para comprar
todas las mercancías con una tasa de ganancia satisfactoria. En ambos casos la
crisis parte de un descenso de la tasa de la ganancia, pero lo que está detrás
de esa tasa en cada caso se analizará de una manera distinta que en el otro.
Realizado por: Miriam de Vicente y Zaida Jiménez