domingo, 13 de enero de 2013

REFLEXIÓN LITERARIA


Tras decidir dedicarme un tiempo a mí misma, y después de muchas recomendaciones, estas navidades invertí mi tiempo en la lectura de la trilogía Cincuenta Sombras. Para mi sorpresa y puesto que estudio esta carrera y que en varias asignaturas habíamos hablado de los estereotipos y el amor, mientras lo leía descubrí que podía hacer breve una reflexión bastante social sobre este libro.

La repetición y categorización del desempeño de roles y de características que nos “describen”, consiguen que estas ideas  acaben convirtiéndose en reales. Basándonos en la teoría de “La profecía que se cumple a sí misma” de Robert K. Merton, estas creencias pasan a legitimarse y acaban desarrollándose en las conductas sociales de la vida cotidiana debido a su interiorización. La inclusión de estereotipos en la sociedad ayuda a perpetuar el status quo y las relaciones de desigualdad entre el género masculino y femenino. La interiorización de la que hablamos se basa en el proceso de categorización que ya esbozó Gordon W. Allport y fue desarrollado finalmente por H. Tajfel. Este proceso consiste en atribuir determinadas características, roles y conductas, a grupos amplios con el fin en muchos casos de legitimar las desigualdades basándose en supuestas generalidades sin contrastar. Se da en el contexto social en el que se desenvuelven los individuos. Extrapolando esta idea a la concepción del amor en la “realidad” de la sociedad de Occidente actual, podemos hablar de la importante influencia que tienen la literatura y los medios de comunicación en la construcción de la misma. En pleno siglo XXI la mujer es independiente del hombre no sólo a nivel económico, con su inclusión en el terreno laboral, sino que también lo es a nivel de emancipación social. Pero en cambio, siguen existiendo barreras o límites en la mentalidad de la sociedad contemporánea que provocan que la igualdad tan solo sea aparente.

La trilogía Cincuenta Sobras ilustraría muy bien la idea a la que quiero referirme sobre cómo se vende el amor en la sociedad actual, supuestamente moderna e igualitaria

Sinopsis:

La protagonista es Anastasia, una joven universitaria, inteligente y con poca experiencia sexual. Acaba enamorándose de Christian Grey, un empresario multimillonario con mucho poder, controlador, con un pasado bastante oscuro y con unas preferencias sexuales muy exigentes. Él no busca relaciones estables sino puramente sexuales asentadas en los roles de “amo y sumisa”. Procura que a sus “compañeras” no les falte de nada en cuanto a regalos, salud, vestimenta… pero no hay amor, simplemente un intercambio sexual como una especie de negocio ya que ambas partes firman un contrato. A pesar de que Anastasia no acepta ciertas actitudes excesivamente supervisoras, está dispuesta a hacer lo que sea necesario para conseguir el amor de Christian.

Anastasia es presentada como una mujer moderna, libre y sin ataduras que busca la independencia económica a través de su propia formación y méritos. Sin embargo, durante la trilogía, se observa que realmente se fomenta hacia las lectoras la idea del sexismo benevolente. A pesar de que la imagen que se pretende dar es de emancipación femenina en todos los ámbitos, las mujeres siguen aceptando posiciones de sumisión ante la figura masculina. En relación a esto, cabe destacar, que la intención del libro es que te acabes enamorando de un hombre que representa actitudes de control, protección y poder. Todo esto conlleva un trasfondo en el que se observa como el sexismo benevolente está interiorizado por la propia mujer, ya que se conforma e incluso en algunos casos, se aspira a ese tipo de relaciones y desaparece la búsqueda de situaciones más igualitarias.

Suena liberador y progresista el hecho de que surja una trilogía erótica destinada al género femenino con tanta repercusión y aceptación. Sin embargo este hecho trae consigo la discriminación y la desigualdad de género. Los distintos estratos sociales están muy enmarcados, las estructuras sociales se establecen inconscientemente, y cada característica se destina a una categoría determinada. Por otro lado la sexualidad de la mujer sigue siendo un tabú, ya que no es muy usual que se recomiende o reconozca la lectura este tipo de libros. Este tabú se puede relacionar con el miedo a ser juzgadas y encasilladas como promiscuas o “viciosas”.


En muchos casos, la idealización que se hace del amor en la literatura, el cine o los medios de comunicación, suele provocar frustración en las relaciones personales. Esto se debe a que, llegados al punto de haber interiorizado lo que es el amor a partir de lo que se nos muestra, llegamos a la conclusión de que la relación de pareja que vivimos es muy distinta; por lo que muchas parejas acaban separándose al ver truncadas sus expectativas. También la emancipación económica de la mujer ha hecho que las relaciones no sean definitivas como sucedía hace unos años. Esta inclusión al mercado laboral otorga la independencia y libertad que no existía cuando la mujer trabajaba únicamente en casa, la cual necesitaba un hombre para poder sustentarse. Por otro lado, quizá el mismo modelo capitalista que incluye a la mujer en el trabajo ha convertido las relaciones amorosas en un intercambio de bienes (materiales o inmateriales). En el momento en el que el intercambio ya no genera beneficio se abandona y se procede a la búsqueda de otra pareja, convirtiéndose en un amor de “usar y tirar”.

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